¿Sábes qué es enseñar?
- elblogdebilyana
- 23 may 2020
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 28 ene 2021
“Si estudias o no es cosa tuya, a mi me pagan igual”
¿Alguien recuerda haber oído esta frase? La que se le dice a algún alumno que no estudia, no presta atención o no hace los deberes. ¿Y si en verdad ese es el problema?
Desde que existen centros de educación una discusión constante es “¿quién tiene culpa del mal rendimiento, los alumnos o los profesores? Antes se les culpaban a los alumnos sin cuestionar, ahora a los profesores de la misma forma ignorando factores importantes como el hecho de que aprender y rendir es más importante que la nota en el boletín.

Es decir, en esta discusión hace tiempo la respuesta generalmente aceptada era “el niño no estudia, es su responsabilidad tener buenas notas” ignorando los talentos o dificultades individuales de los alumnos o la forma de enseñar de los profesores. Ahora es más común culpar a los profesores por poner malas notas a un niño que presuntamente trabaja mucho ignorando que quizás el profesor ve más potencial en su alumno o no cree que lo aprendido será suficiente para que ese alumno pueda proseguir con facilidad en sus estudios.
Pero esto es lo que yo opino.
“Tú haz lo que tengas que hacer y lo que será será” Permítanme elaborar. Todos hemos tenido ese profesor que consiguió que entendiéramos esa asignatura tan imposible que al irse el profesor volvimos a odiar. Todos tuvimos esa profesora que valoraba el crecimiento individual más que las notas en el examen. Todos tuvimos ese profesor que fue el único que no les daba a los repetidores la sensación de ser menos por nunca tener buenas notas o no querer estudiar y que comprendía que habrá razones para ello. Todos tuvimos esa profesora que quería a sus alumnos y amaba lo que enseñaba y por tanto lo hacía bien y se notaba en el rendimiento de la clase. Esos profesores hacían de una mala clase una clase ejemplar. Les pagaban igual y tenían el mismo peso que los profesores que te convencieron de no estudiar su materia nunca más con su trato, pero esos buenos profesores se merecían el mundo por lo que daban a sus alumnos.
Algunos querían a su asignatura tanto que cuando explicaban tenían el ardiente deseo de mostrar por qué les apasiona tanto esa materia. Y eso llega a los alumnos y les enamoraba del aprendizaje también. Y se veía en las ganas, en el rendimiento, en las notas, en los alumnos. No puedes transmitir amor por las matemáticas si no te fascina el mundo mágico de los números. No puedes transmitir pasión por la literatura si no disfrutas de los libros.
Imagínate contarle a tus amigos sobre tu grupo de música favorito vs sobre el de tu madre que tú no escuchas, ¿cuál es más probable de que tu amigo quiera escuchar tras oírte describirlos? O imagínate vender el producto que más usas a diario y uno que lleva en tu estantería años acomulando polvo, ¿cual van a comrar tus clietes si les presentas ambos? O imagina que te dicen de hacer un proyecto extenso de una hora sobre hacer muebles o la historia del ciclismo vs hacer ese mismo proyecto sobre tu hobby preferido, ¿qué proyecto crees que la gente disfrutará más oyendo? No se puede transmitir pasión si no se siente desde un principio.
Si no te gusta lo que enseñas o no te gusta enseñar en sí es imposible hacerlo bien. Decir datos al aire no es enseñar y eso al final del trimestre se nota.
Cuando te gusta lo que enseñas quieres que la gente entienda por qué te apasiona, como cuando le cuentas a tu amigo sobre el día tan fantástico que tuviste ayer. Tienes ganas de compartirlo, le enseñas fotos, vídeos, esa camiseta que te compraste del concierto, el autógrafo del grupo, etc. etc. Para transmitir mejor tu emoción. Los profesores igual. Cuando aman su asignatura buscan recursos, videos, nuevas técnicas, actividades, puntos de vista desde los que explicar, películas, y demás cosas que ayuden a sus alumnos a entender. Y eso siempre se nota.
Lo mismo ocurre cuando amas a tus alumnos. Lo que más quieres cuando amas a alguien es verlos triunfar. No le miras como a una obligación o alguien menos por su juventud o su ignorancia o inexperiencia, o por tener poder sobre él. Le mires como a alguien fascinante. Aunque puedes obligarle a hacer lo que le mandes le pones a tu nivel porque le quieres. Y cuando amas a alguien te interesas por esa persona. Quieres saber cómo es, no asumes conocerle y no le metes en un grupo bajo una etiqueta. Le miras como un individuo con talentos, virtudes, dificultades y posibilidades. Los profesores, que quieren a sus alumnos, cuando ven a alguien repetir cursos y no estudiar no dicen “qué malgasto de persona” sino que se preguntan “por qué a esa persona le cuesta tanto? ¿Cómo puedo cambiar eso?” Nunca le descarta como causa perdida, averiguan sus virtudes y les inspiran a usarlas para triunfar.
Y cuando le das importancia a esa persona y le muestras todo lo que tiene en vez de lo que no, en vez de tomar la ruta fácil, porque puedes hacerlo, verás a esa persona crecer gracias a tí, y querrá crecer y no se sentirá menos que el resto por ser más diferente que la mayoría. Y si tú no te rindes con esa persona ellos no se rendirán contigo.
Sí los profesores hacen todo esto, es seguro que la mejora del aprendizaje y las ganas de los alumnos será exponencial. Y si aun así hay alumnos que suspenden, se sigue intentando, no porque tienes que hacerlo, sino porque quieres. Y ahí tú das todo de tí. No puedes dar más que todo, y si lo das todo no puedes tener culpa de no hacer bien tu trabajo. Por eso “tú haz lo que tienes que hacer, y lo que será será”. El resto sí que depende de tus alumnos. Pero verás que esos alumnos serán un número ridículamente minúsculo, porque la mayoría del poder sobre el aprendizaje de los alumnos lo tiene el profesor. Claro, hay alumnos que pueden sacar sobresalientes con un profesor horrible con puro esfuerzo propio, pero el alumno está ahí para que le enseñen y escuche al profesor, y al profesor le pagan para enseñar de la mejor forma posible. Para ser lo que es. Un adulto, responsable, entrenado para enseñar y crear los líderes del mañana. Esperar que el alumno compense la incompetencia del profesor y se eduque y aprenda a pensar por su cuenta es ridículo y no es un argumento para exigir más de los alumnos. Su trabajo es escuchar y obedecer a sus profesores y el de los profesores reconocer la mejor forma de enseñar a sus alumnos.
Ahora bien, todo eso requiere esfuerzo. Esfuerzo que los profesores que no aman su profesión y asignatura no tienen por qué realizar, ya que de por sí tienen mucho trabajo encima y les pagarán igual aprueben o no sus alumnos. Es más fácil optar por decir: “Si estudias o no es cosa tuya, a mi me pagan igual”. Los alumnos que no quieren suspender se las apañarán para aprobar como puedan, se esfuerce o no el profesor para facilitar eso, pero semejante lógica nunca debería ser aceptable. No es cuestión de aprobar o suspender. Enseñar no es entrenar a un alumno con datos que olvidará para recibir un papel que le abrirá tres puertas en la vida si tiene suerte, para después abandonarlo ahí, adulto, ignorante, y con opciones reducidas.
Estas son algunas frases que muestran mejor que yo que es en verdad “enseñar”

(al mirar frases descubrí muchísimas que quiero compartir así que lo haré en otra entrada dedicada a ello específicamente)
Pero volviendo al tema del esfuerzo que hacen los buenos profesores. El rendimiento de los alumnos en España no influye en el salario de los educadores pero la cantidad de trabajo que tienen encima es ridícula sin contar el esfuerzo por enseñar bien de verdad. No se puede pedir más de una máquina a toda velocidad y no puedes exigir trabajo extra sin recompensa. Los que aman su trabajo sí que trabajarán extra porque su recompensa es el éxito de sus alumnos, pero si quieres que el resto haga lo mismo (porque no todos los profesores pueden ser así) tienes que darles a cambio algo que quieren. Eso se llama incentivo. Por ejemplo, si los profesores de 2º de bachillerato recibieron bonos monetarios dependiendo de las notas de selectividad de sus alumnos se esforzarían mucho más para ayudar a sus alumnos, aunque no les caigan bien, harían el esfuerzo. Y no podrían poner exámenes fáciles aposta para conseguir eso, ya que tal cosa no sería beneficiosa para los alumnos.
Incentivos, esa es la pregunta. Sí ayudamos a los profesores dándoles incentivos para ser mejores y aliviando su carga se puede conseguir mucho en el área más importante del crecimiento de un país. Los profesores de por sí no lo tienen fácil.

Los salarios de los profesores en los centros educativos públicos son entre 10 y 20% más bajos que la media de los demás países europeos. RETRIBUCIONES SALARIALES DEL PROFESORADO EN LOS PAÍSES EUROPEOS DE NUESTRO ENTORNO
Los profesores trabajan con cientos de alumnos a diario y corrigen sus proyectos, exámenes y tareas en tiempo limitado además de preparar las clases, acudir a las reuniones y administrar los departamentos o ser tutores. Ser jefe/a de departamento o corregir selectividad son puestos que se pagan extra ya que son mucho trabajo pero debería haber más incentivos y margen para los profesores para beneficiar a los alumnos con buena enseñanza. Es inadmisible que haya profesores que dejan sus alumnos a su propia suerte limitándose a leer el libro de texto en voz alta para después poner el “3,4” en la hoja del examen con una nota de “estudia más”. Debería ser inadmisible, pero no solo lo es, es común.
Y si eso se puede prevenir aliviando la carga administrativa de los profesores, dándoles más incentivos para agilizar el aprendizaje de sus alumnos, exigiendo más de sus métodos y no de la cantidad de trabajo y siendo más pendiente de los alumnos, me parece que es casi obligatorio hacerlo.
Y el argumento rincipal para no hacer el esfuerzo de cambiar el sistema ahora son mil y una excusas que expresan inconveniencia, dificutad y que defienden que hacerloes casi “imposible”. Pero yo digo que se han hecho cambios más significativos por causas menores Y teniedo ya ejemplos a seguir no hay excusa que valga.
Un ejemplo de uno de los países con mejor educación pública del mundo y el mejor en Europa.
Déjenme mostrarles los profesores en Finlandia.
Primer pilar: “Los docentes son profesionales valorados. La educación es una profesión con prestigio y los profesores tienen gran autoridad en la escuela y en la sociedad. El equivalente a Magisterio en Finlandia es una titulación complicada, exigente y larga, que además incluye entrevistas personales, por lo que los maestros son profesionales muy bien preparados y vocacionales.”
Quinto pilar: “La educación se personaliza. Desde los primeros cursos se interviene para apoyar a los alumnos con necesidades especiales, con lo que se evita que sus dificultades aumentan con los años y se minimizan los porcentajes de fracaso escolar. Se respeta el ritmo de aprendizaje de cada niño y se huye de las pruebas y actividades estandarizadas. Además, los profesores suelen ocuparse del mismo grupo desde 1.º (7 años) hasta 6.º (12 años), lo que ayuda a que los conozcan mucho mejor.”
Séptimo pilar: “Preparar la clase es parte de la jornada laboral. Los profesores no imparten tantas horas de clase como en otros países, sino que el tiempo que pasan en el aula es más reducido y destinan las horas restantes a preparar sus lecciones, investigar, organizarse o trabajar de forma colaborativa con otros docentes.”
Recomendamos se vean todos los pilares.

Es más fácil andar por una carretera que empezar a hacerla desde cero. Este es solo un ejemplo de un sistema que ya funciona. Está probado que se puede pedir muchísimo todavía del profesorado en España y de lo que se les ofrece.
No es cuestión de quíen es culpable, es cuestión de qué puede hacer cada uno para mejorar.
Profesores, por favor pensad en que sois las personas más influyentes en el futuro. No son ni los políticos ni los ricos, sois vosotros que educar al pueblo y son las personas que forman y cambian una sociedad. Sed responsables.

Alumnos, respetad más a vuestros profesores, y exigid más también y sed agradecidos.
Padres, preocuparos por la situación de vuestros hijos y sus profesores. Sois los principales educadores y todo lo dicho se os aplica también.
Todos los lectores, exigid un cambio. Exigid mejores condiciones para las personas. Sed vocales con vuestras opiniones. Compartirlas en las mil plataformas que tenemos para crear un movimiento, el cambio empieza contigo.
Para concluir, QUÉ PUEDES HACER TÚ, te animo a que:
compartas la historia de tus mejores profesores para agradecerles lo que han hecho por tí aquí:
honres los buenos profesores
exijas más de los que no lo dan todo
luches por mejorar sus condiciones e incentivos para ser mejores
no te conformes con ninguna excusa
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